En 1798 Thomas R. Malthus postulaba que la población y su constante crecimiento ejercían presión tal sobre los recursos naturales que éstos no se reproducían ni restituían al mismo ritmo que la población, resultando de ello un desequilibrio que alteraba la relación entre hombre y naturaleza.
Desde entonces han proliferado las teorías sobre desarrollo y bienestar, así como del equilibrio ecológico y humano, que hacen énfasis en la necesidad de poner límites al crecimiento económico y/o al demográfico para incidir en una mayor disponibilidad de los recursos naturales y en una mejor calidad de vida.
Entre países, los industrializados –consumidores predominantes de la energía mundial y responsables en consecuencia de una mayor participación en las emisiones del bióxido de carbono, causante principal del cambio climático global– no han asumido completamente el compromiso de reducir estas emisiones; en tanto que en muchos de los países en desarrollo el fenómeno de la desigualdad y la pobreza tiende a crecer, en un contexto de impactos severos como la degradación de suelos y la pérdida de ecosistemas, propiciando desplazamientos de población hacia las ciudades u otros países.
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El documento también hace mención de algunos eventos internacionales que se han realizado en torno al desarrollo sustentable y que han tenido influencia en nuestro país.
Los datos más actualizados son hasta el año de 1999 y algunos otros sólo llegan a 1995 pero podemos darnos una idea de los cambios, los problemas y las necesidades.
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